Se daba el 15 de abril de 1938 cuando el mundo dejo de ver a una mente poética, Cesar Vallejo dejaba este mundo en París en un día triste que las nubes lloraron aquella penosa partida, pero este no era el fin de vallejo o al menos así su esposa no lo pensaba, La viuda Georgette Philippart travers de 30 años, de carácter firme y decidida a no dejar en olvido los poemas de su querido esposo, decide regresar al Perú (lugar natal de Vallejo - Santiago de Chuco) decidida a defender el legado vallejiano. Ya en Lima entabla luchas contra aquellos que querían difamar el nombre de su difunto esposo, uno de ellos fue con Juan Larrea que empieza a divulgar las deudas que Vallejo le había dejado antes de morir a lo cual Georgette se llena de ira y cólera y califica de sórdido el comportamiento del falso amigo.
Ese mismo año denuncia que los dibujos de Picasso sobre Vallejo son una infame y siniestra deformación del original y se opone firmemente a repatriar los restos de su marido y afirma con gran carácter que esa tumba le pertenece y que nadie puede abrirla en su ausencia y sin su autorización.
Ya en 1964 llega a Lima el poeta Gerardo Diego que lee unas cartas donde confieza que Vallejo le debía dinero, Georgette en primera fila del auditorio en la Universidad de San Marcos se levanta y le lanza un grito feroz, luego sale llorando del auditorio, este hecho algunos lo aplauden y otros lo pifian, luego la Cámara de Diputados debatiría sobre este hecho, para expulsar a Diego, el cual no prospero.
Otra anécdota de Georgette es la bofetada que le dio a Carlos Milla Bertes, editor del "homenaje Internacional a Vallejo", en el Hotel Crillón, por publicar en la portada del libro una pintura de Macedonio de la Torre, que al parecer de Georgette no retrataba bien a su difunto marido. Se sumerge en una lucha contra todo aquel que quiera musicalizar los versos de Vallejo, aquellos editores piratas que se llenaban los bolsillos con sus obras y contra aquellos que discrepaban con ella en el uso de sus versos.
Georgette y Vallejo habían pertenecido al partido comunista francés, lo cual daba a entender su lucha firme frente al legado de su esposo, en una entrevista que le hicieron a Georgette le preguntaron si entre ella y Vallejo existió amor a lo cual respondió: "No, nosotros no buscábamos la felicidad individual, vivíamos para la revolución..." Algunos se toman de esto para decir que tal ves por eso nunca tuvieron hijos.
Ya en sus años longevos al lado de su amigo Fernando de Szyszlo (pintor peruano) con el cual comparte un mechón de cabellos de Vallejo que era el recuerdo físico mas atesorado que ella poseía además de un manuscrito de un poema, la acompaña hasta sus últimos días, a tal punto que la auxilio en sus momentos finales trasladándola a la clínica Maison de Santé, donde Georgette fallece en 1984. Donde luego se debate si los restos de Vallejo debería ser repatriados a Lima o si los restos de Georgette deberían ser enterrados en el cementerio de Montparnasse en París, donde reposan los restos de Vallejo, logrando así lo que ella tanto quiso; estar juntos hasta después de la muerte.
Sin duda un personaje que cambio la sociedad no solo limeña sino mundial, pues mantuvo vigente y hasta hoy se mantiene el legado de Cesar Vallejo.
